No pasa nada porque se desvíen los hilos, coño. Si alguien quiere, en cualquier momento puede recuperarlo hablando de ello.
La historia del PCE-IU desde la transición es muy curiosa, los escuetos análisis de carmelinato y de hristo son muy acertados.
A mí me gustaba Anguita, pero no creo que Llamazares tenga la responsabilidad de los últimos reveses electorales. En su momento, cuando la derechización del PSOE era evidente, IU tenía su espacio virgen. Anguita, en los primeros años, con muy pocos recursos sacó a flote a la coalición y tiene su mérito. Más tarde cambió el escenario político -decimos de los EEUU, pero en Europa ocurre lo mismo-, el poder económico-mediático decidió que era hora de cambiar de gobierno, IU obtuvo créditos millonarios a bajo coste para fortalecer su campaña, lo cual, ayudado por los escándalos de corrupción de los socialistas, ayudó muchísimo a que tocara su techo electoral. Eso sí, con una política acertada de acoso y confrontación a un Gobierno impresentable y con un funcionamiento interno modélico. Aun así, ni las campañas mediáticas y económicas lograron echar al PSOE de González, que ganó unas elecciones de más, con el miedo a la derecha como argumento.
Llamazares se encontró con una IU en proceso de descomposición, desencantada por las fugas de algunos elementos al PSOE y por la ortodoxia de otros, -que fue donde Anguita, con su apoyo incondicional, comenzó su declive-, con un PSOE muy a la izquierda del anterior y en plena catarsis en políticas sociales, y con la consolidación del pensamiento único, que, pese ha todas las luchas imaginables, se ha incrustado totalmente en la sociedad. Así, el PSOE tiene el terreno abonado: hago una política económica de derecha y una política social de izquierda.
Ahora mismo IU funciona en algunos municipios y poco más, con muy poco debate interno y demasiada ortodoxia. Luchar contra todo esto es muy complicado, es imposible acelerar por el carril izquierdo, hay unas deudas enormes -los créditos blandos se acabaron una vez conseguido el objetivo de los que manejan el cotarro económico, que el PP ganara las elecciones- y ya no tiene ni el apoyo de El Mundo. En consecuencia, la opción Llamazares ha sido bastante razonable, aunque no se han podido evitar los costes: seguir en la izquierda, sin pactar en lo económico, pero pactando en lo social. Era lo menos malo para intentar no perder de lejos el "mínimo" que siempre han reclamado sus dirigentes, el 5% del electorado.
La historia del PCE-IU desde la transición es muy curiosa, los escuetos análisis de carmelinato y de hristo son muy acertados.
A mí me gustaba Anguita, pero no creo que Llamazares tenga la responsabilidad de los últimos reveses electorales. En su momento, cuando la derechización del PSOE era evidente, IU tenía su espacio virgen. Anguita, en los primeros años, con muy pocos recursos sacó a flote a la coalición y tiene su mérito. Más tarde cambió el escenario político -decimos de los EEUU, pero en Europa ocurre lo mismo-, el poder económico-mediático decidió que era hora de cambiar de gobierno, IU obtuvo créditos millonarios a bajo coste para fortalecer su campaña, lo cual, ayudado por los escándalos de corrupción de los socialistas, ayudó muchísimo a que tocara su techo electoral. Eso sí, con una política acertada de acoso y confrontación a un Gobierno impresentable y con un funcionamiento interno modélico. Aun así, ni las campañas mediáticas y económicas lograron echar al PSOE de González, que ganó unas elecciones de más, con el miedo a la derecha como argumento.
Llamazares se encontró con una IU en proceso de descomposición, desencantada por las fugas de algunos elementos al PSOE y por la ortodoxia de otros, -que fue donde Anguita, con su apoyo incondicional, comenzó su declive-, con un PSOE muy a la izquierda del anterior y en plena catarsis en políticas sociales, y con la consolidación del pensamiento único, que, pese ha todas las luchas imaginables, se ha incrustado totalmente en la sociedad. Así, el PSOE tiene el terreno abonado: hago una política económica de derecha y una política social de izquierda.
Ahora mismo IU funciona en algunos municipios y poco más, con muy poco debate interno y demasiada ortodoxia. Luchar contra todo esto es muy complicado, es imposible acelerar por el carril izquierdo, hay unas deudas enormes -los créditos blandos se acabaron una vez conseguido el objetivo de los que manejan el cotarro económico, que el PP ganara las elecciones- y ya no tiene ni el apoyo de El Mundo. En consecuencia, la opción Llamazares ha sido bastante razonable, aunque no se han podido evitar los costes: seguir en la izquierda, sin pactar en lo económico, pero pactando en lo social. Era lo menos malo para intentar no perder de lejos el "mínimo" que siempre han reclamado sus dirigentes, el 5% del electorado.