La clave la da Kolvjose. Si las celebraciones de la Semana Santa se incluyeran dentro del ámbito privado, un ateo no pintaría nada en un pregón. Pero resulta que la ciudad se paraliza, el acontecimiento es público y no sólo es cuestión de los creyentes, de los cristianos o de los católicos su disfrute. Si las instituciones públicas diseñan recorridos, organizan e incluso financian los actos no me parece consecuente exigir al pregonero que sintonice con sus creencias.
Luego está el tema de las incoherencias. Y aquí se plantea el mismo debate que con Fernando Pastor y los crucifijos. A mí, sinceramente, me parece un atropello pedir a Martín-Garzo (que no me gusta como escritor, pero al que conozco personalmente y me parece un tipo estupendo, sin duda mucho más cercano al cristianismo ancestral que Jose Mari, Leonde y allegados) que renuncie o no por cuestiones que sólo le competen a él. Exactamente como con el compañero Sergio. En el ámbito de los sentimientos personales creo que debemos entrar lo mínimo posible. Yo no le encuentro la erótica a ser cofrade, pero puedo disfrutar de un paso de Semana Santa (algunos ponen los pelos de punta) y entiendo que Sergio puede encontrarla perfectamente por infinidad de motivos. No creo que racionalizar las pasiones sea el camino. Tenemos la libertad de poder ser, a veces, incoherentes e incogruentes y pienso que lo mejor es disfrutar de ella.
Luego está el tema de las incoherencias. Y aquí se plantea el mismo debate que con Fernando Pastor y los crucifijos. A mí, sinceramente, me parece un atropello pedir a Martín-Garzo (que no me gusta como escritor, pero al que conozco personalmente y me parece un tipo estupendo, sin duda mucho más cercano al cristianismo ancestral que Jose Mari, Leonde y allegados) que renuncie o no por cuestiones que sólo le competen a él. Exactamente como con el compañero Sergio. En el ámbito de los sentimientos personales creo que debemos entrar lo mínimo posible. Yo no le encuentro la erótica a ser cofrade, pero puedo disfrutar de un paso de Semana Santa (algunos ponen los pelos de punta) y entiendo que Sergio puede encontrarla perfectamente por infinidad de motivos. No creo que racionalizar las pasiones sea el camino. Tenemos la libertad de poder ser, a veces, incoherentes e incogruentes y pienso que lo mejor es disfrutar de ella.