En la temporada 2009 se cambia el reglamento de la F1; se minimiza la aerodinámica de los monoplazas para permitir los adelantamientos, hasta entonces lastrados por el "aire sucio" que se producía tras cada uno de ellos debido a la infinidad de aleroncillos que llevaba cada coche, y que hacía imposible que nadie pudiera aprovecharse del rebufo de nadie pues, si te pegabas a la trasera de tu predecesor, tu propio coche se quedaba sin apoyo aerodinámico. Como consecuencia era imposible pegarse al coche de delante en curva lo suficiente como para aprovechar su rebufo y/o tu mayor punta en recta; pues si lo hacías acababas en la grava sí o sí.
Bien pues, en plena pretemporada 2009, con todos los equipos inmersos en la vorágine de los nuevos desarrollos tras años y años de barra libre en cuanto a aerodinámica se refiere, aparece Branw GP con un DD que, aparte de multiplicar la carga en curva de sus monoplazas, provocaba tanto "aire sucio" o más que los coches de 2008. El "invento", a todas luces ilegal por ir contra las normas de la nueva reglamentación, es dado por bueno por la FIA (curiosamente, el señor Ecclestone era propietario de gran parte de las acciones del equipo Brawn GP). Hubo dos grandes perjudicados: el espectador, como siempre, que veía cómo el espectáculo era tan infame como el año anterior, si no más -pues la estética de los coches desde 2009 no puede compararse a las de años anteriores-, y Red Bull Racing, cuyo diseñador jefe, Adrian Newey, reconocido por todo el paddock como el mejor aerodinamista de la F1 de la era slick, había construido un monoplaza tan afinado que incluso pudo dar guerra al Honda con motor Mercedes y difusor ilegal del señor Ross Brawn; y que hubiera ganado con una pata de haberse ilegalizado los Dobles Difusores como hubiera sido de justicia.
No es difícil imaginar una conversación privada entre Ecclestone y Mateschitz en la que este último bramara contra tal injusticia y amenazara al vejestorio con abandonar el circo si no mediaba reparación inmediata (no olvidemos que el austriaco posee, además del RBR, el equipo Toro Rosso de Buemi y Alguersuari). Y, mira tú por donde, resulta que en 2010 Red Bull presenta un monoplaza que, excelencias aerodinámicas aparte -el coche es una joya en este sentido como lo fue su antecesor- se destapa como imbatible en las calificatorias debido a que es capaz de mantenerse tan pegado al suelo estando vacío de combustible -condiciones en que se desarrollan las tandas cronometradas- como estando cargado hasta los topes, como ocurre a principio de carrera. Esto es imposible de conseguir sin un sistema que contravenga las normas sobre aerodinámica de la Fórmula 1, esto es, sin hacer
trampa, como han puesto de manifiesto ingenieros del resto de escuderías. Pero héte aquí que los técnicos de la FIA han sido incapaces de dar con el truquito pese a haber diseccionado el monoplaza en más de una ocasión. Y es que el mundo de la F1 está lleno de casualidades, ¿a que si? Los técnicos a sueldo de Ecclestone no son capaces de encontrar la trampa evidente... Pensar que Bernie habría permitido a Red Bull incluir esa trampita que, por lo demás, "sólo" convertía en prácticamente imbatible a un coche de por sí ganador -es decir, esta treta serviría sólo para asegurar el campeonato, no para hacer de un coche mediocre uno ganador- es, como no, entrar en el plano de lo conspiranoico. Claro.
Pero resulta que surgen 2 problemas para los planes de Mateschitz: el primero se llama Mark Webber. Sinceramente convencidos de que Vettel es mejor piloto que el australiano, desde el equipo -es decir, a instancias del dueño-, siempre se apostó por el joven alemán. Pese a que Webber no falla y se muestra consistentemente más regular que Vettel, pese a que, de haber apostado por él, el mundial habría caído varias carreras antes del final de la temporada; desde el seno del equipo se sigue apoyando claramente al alemán incluso después de provocar éste un accidente con su compañero en el GP de Turquía que les convirtió en el hazmerréir de todo el paddock. Que el rendimiento de Webber bajara misteriosamente durante las últimas carreras del año también es casual, o achacable a que el australiano "se ha cagado". Por que pensar que desde RBR se "aseguran" de que el coche de Webber corra un poco menos -recordemos que sus coches le sacan de 5 décimas a un segundo al siguiente dependiendo del circuito, tienen margen de sobra para hacerlo- entra de lleno también en lo conspiranoico, sobra decirlo.
El segundo problema tiene más difícil solución, y tiene un nombre (Ferrari) y un apellido (Alonso), que lo convierten en peliagudo. En realidad, este problema se lo busca Matestichz él solito por su empecinamiento en ganar el WDC con Vettel y sólo con Vettel -apoyado fervientemente por Bernie, quien sabe que hay más negocio en Alemania y con un piloto jovencísimo que en Australia con otro con bastante menos tirón y menos cuerda-; pero, aún así, hay que solucionarlo. Puede hacerse: Ferrari es la escudería con más tradición del mundial, pero también en hacer chanchullos con Ecclestone. Bernie pudo cortar de raíz las aspiraciones de Alonso tras el incidente de Alemania, pero Bernie no quiere a Ferrari de enemigo. Ferrari pudo negarse a las componendas de Ecclestone y hacer que Alonso ganara fácilmente en Yas Marina. Pero Ferrari no quiere tener a Bernie como enemigo. Ferrari sabe mirar al horizonte, más allá del año en curso, para mantenerse siempre en lo más alto. Renunciar a un campeonato que estaba en el bolsillo, y hacerlo de forma que parezcan tontos es duro, sí, pero más lo sería ir en contra de los deseos del amo y señor del tinglado. Además, lo perdido va a recuperarse de inmediato, y de forma abrumadora. ¿Será a través de los datos de las nuevas gomas? ¿Será permitiéndoles alguna trampilla "sin importancia" estilo Red Bull? No olvidemos que Ferrari tendrá, de partida, un buen coche, sin duda favorito
per se al título, y que cualquier ventaja ofrecida por Ecclestone será sólo la guinda del pastel, el detalle, que, bien administrado desde el muro Rosso, les lleve en volandas hacia le doblete.
Buff, vaya rollo me he soltado. No hay por dónde cogerlo. Es indemostrable, fantasioso y conspiranoico a más no poder. Ya lo creo.
Dejémoslo mejor en que los ingenieros de Ferrari se vuelven gilipollas perdidos en la carrera más importante del año y en que a Webber se le olvida pilotar de un día para otro. Mucho más creíble, dónde va a parar.